El aprender es el proceso de
adquirir conocimiento. En los últimos años los avances científicos nos han
ayudado a conocer mejor cómo trabaja nuestro cerebro durante los procesos
de aprendizaje. Estas son
algunas claves que pueden resultar útiles tanto para los
estudiantes:
1.
No es
el tamaño de nuestro cerebro sino el número, la diversidad y el grado de
interacción entre las neuronas lo que determina nuestra capacidad de
aprender (plasticidad cognitiva).
2.
Según
una investigación sobre el cerebro realizada por científicos en 2009, existen dos
regiones cerebrales concretas que se activan sólo cuando hacemos las cosas
bien, y no cuando las hacemos mal. Dado que las áreas activas están vinculadas
con el aprendizaje y la memoria, los científicos han llegado a la conclusión de
que aprendemos más de los aciertos que de los errores. Pero quisiera añadir que
las veces que cometemos un error nos impacta y es un hecho que queda en nuestra
memoria. Así que me atrevería a decir que se aprende de los errores también.
3.
Científicos
argentinos y brasileños demostraron a principios de 2010 que la dopamina
es el neurotransmisor clave que regula la duración de la memoria, y que actúa
en varias regiones del cerebro, en particular en el Hipocampo. Si lo que
uno aprende o experimenta resulta importante o placentero, la dopamina activa
el hipocampo para que guarde mejor esa memoria. Pero si lo que uno aprende no
le satisface la información se borra rápido. Por eso es importante recordar que
lo divertido se recuerdo lo aburrido se olvida.
4.
La
memoria de trabajo puede predecir mejor el éxito o el fracaso de un estudiante
que su cociente intelectual, según los expertos. Este tipo de memoria se
refiere a los procesos que se utilizan para retener información en la mente
durante un período corto de tiempo y para manipular esta información. La
memoria de trabajo se potencia, por ejemplo, en reuniones y actividades
sociales. Y se reduce si pasamos mucho tiempo viendo la televisión o en
actividades en internet como: Facebook, myspace, twitter, etc.
5.
Según
datos recientes, hoy los estudiantes sufren cinco veces más ansiedad y
estrés que sus pares hace 80 años, y eso afecta negativamente a su memoria y a
su capacidad de concentración.
6.
Pasar
la noche en vela para estudiar para un examen disminuye notablemente nuestra
capacidad de aprendizaje. Por el contrario, dormir una larga siesta por la
tarde prepara al cerebro para recordar cosas y aumenta un 10% el rendimiento.
“Es como reiniciar un ordenador para que funcione sin problemas”, afirman los
responsables de la investigación, de la Universidad de Berkeley.
7.
Aprender
es muy sano. Hace unos meses, un equipo de neurobiólogos de la Universidad de
California en Irvine obtuvo por primera vez pruebas visuales de que el
aprendizaje potencia la salud del cerebro y retrasa el envejecimiento,
reduciendo el riesgo de sufrir demencia y Alzheimer.
8.
La
ingesta de magnesio, Ginkgo Biloba, Vitaminas, Complejo B potencia los
procesos neuronales clave para el aprendizaje y la memoria.
9.
Mantener
una buena alimentación. Un buen desayuno que, mediante su completa
composición nutritiva (cereales, la leche o yogur, el pan o galletitas y un
jugo o fruta fresca natural). En el almuerzo es recomendable ingerir
alimentos bajos en grasas y azúcares, ya que éstos generan sensación de
pesadez en el estómago, favoreciendo el sueño y cansancio que impiden seguir
con vitalidad en el resto del día. Entonces, son opciones recomendadas
preparaciones con carnes magras, pollo, vegetales varios o arroz y pastas.
Reducir la ingesta de alimentos pre elaborados, comida comprada o alimentos chatarra
y fomentar hábitos saludables que contribuyan a una dieta variada, sana y
balanceada es el mejor recurso.
10.
Hacer
ejercicio por lo menos 3 veces a la semana con un mínimo de 30 minutos o hasta máximo
2 horas.
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