El 17 de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, valiosa oportunidad de divulgación y persuasión para detectar a tiempo al llamado “asesino silencioso” que es la presión alta o hipertensión arterial, causante de millones de defunciones.
Las enfermedades cardiovasculares son la causa más común de fallecimientos en todo el mundo, aportando un 30-40 por ciento de todos los decesos que como promedio son 50.4 millones (1990). Esta cuota letal se distribuye así: a casi 40 por ciento en países desarrollados y alrededor del 28 por ciento en naciones con ingresos bajos o medianos.
La definición de hipertensión arterial es motivo de gran polémica, pero se acepta que es una condición clínica crónica que fisiológicamente se asocia a cambios en el sistema vascular acompañados de elevación de la presión arterial por encima de parámetros normales. Cuando detectamos cifras de 140/90 milímetros de mercurio o mayores hacemos el diagnóstico de hipertensión arterial esencial, dolencia incurable que está considerada como la primera enfermedad que afecta el corazón.
La mayor parte de los hipertensos no tienen síntomas. Unos pocos pueden quejarse de dolor de cabeza occipital en las mañanas. Otros síntomas inespecíficos son mareos, “visión de candelillas” (ver chispas), palpitaciones, fatiga fácil e impotencia sexual. La ausencia de síntomas favorece la “confianza” o irresponsabilidad con la salud personal.
La unidad de Prevención y Promoción de la Salud del IOMA recomendó a la población algunos hábitos saludables, para mantener controlados los valores de la tensión arterial:
• Moderar el tamaño de las porciones, para evitar el sobrepeso.
• Moderar el consumo de alimentos con alto contenido en sal (fiambres, embutidos, aderezos, productos de copetín, quesos duros, etc.)
• Cocinar sin agregar sal. Tratar de reemplazarla por perejil, albahaca, tomillo, romero y otros condimentos.
• Reducir la ingesta de alcohol
• Sumar al menos 30 minutos diarios de actividad física de manera continua o acumulada: usar escaleras, caminar, bailar, andar en bicicleta, etc.
• Disminuir el consumo de café.
• Consumir alimentos ricos en potasio, como legumbres, frutas y verduras.
• Abandonar el hábito de fumar.
Hay muchos aspectos que favorecen un mejor estado de salud, que no dependen de ninguna organización, sino que tienen su base exclusivamente en nosotros, en el autocuidado y es a través de la educación que uno puede revertir el peso que las enfermedades provocan en una persona y en toda la comunidad.
Las enfermedades cardiovasculares son la causa más común de fallecimientos en todo el mundo, aportando un 30-40 por ciento de todos los decesos que como promedio son 50.4 millones (1990). Esta cuota letal se distribuye así: a casi 40 por ciento en países desarrollados y alrededor del 28 por ciento en naciones con ingresos bajos o medianos.
La definición de hipertensión arterial es motivo de gran polémica, pero se acepta que es una condición clínica crónica que fisiológicamente se asocia a cambios en el sistema vascular acompañados de elevación de la presión arterial por encima de parámetros normales. Cuando detectamos cifras de 140/90 milímetros de mercurio o mayores hacemos el diagnóstico de hipertensión arterial esencial, dolencia incurable que está considerada como la primera enfermedad que afecta el corazón.
La mayor parte de los hipertensos no tienen síntomas. Unos pocos pueden quejarse de dolor de cabeza occipital en las mañanas. Otros síntomas inespecíficos son mareos, “visión de candelillas” (ver chispas), palpitaciones, fatiga fácil e impotencia sexual. La ausencia de síntomas favorece la “confianza” o irresponsabilidad con la salud personal.
No se han descrito todavía las causas específicas de la hipertensión esencial, aunque sí se la relaciona con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar aquellos relacionados con la herencia, el sexo, la edad y la raza y por tanto poco modificables; de aquellos otros que se podrían cambiar al mejorando los hábitos, el ambiente y las costumbres de las personas, como: la obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.
La unidad de Prevención y Promoción de la Salud del IOMA recomendó a la población algunos hábitos saludables, para mantener controlados los valores de la tensión arterial:
• Moderar el tamaño de las porciones, para evitar el sobrepeso.
• Moderar el consumo de alimentos con alto contenido en sal (fiambres, embutidos, aderezos, productos de copetín, quesos duros, etc.)
• Cocinar sin agregar sal. Tratar de reemplazarla por perejil, albahaca, tomillo, romero y otros condimentos.
• Reducir la ingesta de alcohol
• Sumar al menos 30 minutos diarios de actividad física de manera continua o acumulada: usar escaleras, caminar, bailar, andar en bicicleta, etc.
• Disminuir el consumo de café.
• Consumir alimentos ricos en potasio, como legumbres, frutas y verduras.
• Abandonar el hábito de fumar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario